miércoles, 11 de marzo de 2020

Mis anécdotas


Primera anécdota: viaje nuevo, cosas nuevas, vida nueva.


 Era lunes 5 de julio del año 2010, recuerdo bien ese día; Vivía en Kansas, City, Kansas, E.U.A pero a partir de entonces ya no sería así.
Aún no sabía cómo reaccionar ante la situación: ¿era algo bueno o malo? Pues mudarme, y a otro país, no es cualquier cosa.
Ya había entrado a la escuela, dominaba en su mayoría el idioma inglés, tenía amigos y amigas, disfrutaba de los paseos y las tardes en familia pero faltaba algo, aún no conocía al resto de mi familia: mis abuelos, tíos, primos... ¿Qué hacen allá? ¿Por qué no vienen a visitarnos? Siempre pensaba en eso; al parecer ellos no cuentan con esa posibilidad, pero nosotros, mis hermanos y yo sí, si podíamos ir con ellos, mi mamá también al igual que mi papá pero ellos no podrían regresar fácilmente, no serían vacaciones si ya no regresábamos, nos mudaríamos a un nuevo país, México.
Para mis papás era lo mejor, además de que sería algo bueno para nosotros pero pasaban algo por alto, al regresar a su país necesitarían de recursos económicos, necesitarían una nueva forma de obtenerlos, y no sería fácil encontrarla. Debido a esto se tomó una decisión: mi papá no vendría con nosotros.
Eso me hizo dudar aún más sobre la situación, yo no quería dejar a mi papá, sabía que lo necesitaría y lo extrañaría, no estaba lista para dejarlo, pero yo aún era muy chica, así que la decisión la tomaron ellos.
Nuestro viaje comenzó ese lunes al medio día, hicimos el viaje por carretera por lo cual tardamos tres días en llegar a nuestro destino, debo reconocer que el transcurso del viaje me pareció algo divertido e interesante, hicimos varias paradas, pero hubo una en especial.
Ya habíamos cruzado la frontera a México pero aún faltaba camino que recorrer; nos detuvimos en San Juan del Río, Querétaro.                           
          Ahí, compramos unas muñecas típicas de la zona, eran las más bonitas que había visto y las adoraba.
Después de Querétaro seguimos nuestro recorrido hasta  el estado de Puebla, hasta llegar a un pueblo llamado Santa María la Alta, el lugar en donde mis padres crecieron y donde nuevas cosas habrían para mí.
 Al fin pude aceptar que no sería tan malo como parecía, ya que podría aprender nuevas y mejores cosas.



Segunda anécdota: comida…¿ñam o blah?







Lo que contaré a continuación podría resultar algo gracioso o quizás no, quizás sólo sea así para mí, el fin esto fue lo que paso:
Ocurrió en el año 2010, estudiaba primer grado en la escuela primaria Ignacio Allende, en Santa María la Alta, Puebla. Aún no lograba adaptarme bien a mi nuevo entorno, en especial con la comida. La primaria cuenta con desayunos para los alumnos, y aunque aún no aceptaba su gastronomía del todo entre a recibir mi comida. Ese día el menú consistía en enchiladas de mole, ¿mole? Ya había escuchado de él pero nunca probado, su aspecto no me era del todo agradable pero acepte consumirlo, lo cual se convirtió después en una mala opción para mí.
Por alguna extraña razón, al empezar con el primer mordisco sentí algo raro en mi estómago, empezaba a hacer ruidos y revolverse, me dolía!
Aunque quizá para algunos era algo normal debido a que mi organismo no estaba acostumbrado a algunas especias y condimentos, pero a mí no me agrado y desde entonces evite consumirlo, tanto en la escuela como fuera de ella.
Cuando estaba en casa no había problema alguno, siempre había algo más que acompañaba el guisado, pero en la escuela era distinto, ahí solo habían enchiladas el día que estaban en el menú, sin nada más para comer.
No podía dejar de desayunar ese día, mi abuelita era parte de las personas que servían, lo cual era un punto negativo para mí, ya que si se daba cuenta que no entraba le avisaba a mi mamá y me regañaban, pero también el que ella estuviera ahí era un punto a mi favor, como sabía que yo no comía mole me preparaba mi comida especial esos días, la cual consistía en tacos de queso.
A las enchiladas se les coloca queso en la parte de arriba; lo que hacía mi abuelita para mí era tomar de ese queso que utilizaban y colocarlo en una tortilla fondo así los tacos.
Continúe con ese tipo de comida cada vez que daban mole durante los seis años de primaria, y para ser sincera apenas empiezo a aceptar finalmente el mole dentro de mis comidas.

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