Primera anécdota: viaje nuevo, cosas nuevas,
vida nueva.
Era lunes 5 de julio del año 2010, recuerdo bien ese día; Vivía en
Kansas, City, Kansas, E.U.A pero a partir de entonces ya no sería así.
Aún no sabía cómo reaccionar ante la situación: ¿era algo bueno o malo?
Pues mudarme, y a otro país, no es cualquier cosa.
Ya había entrado a la escuela, dominaba en su mayoría el idioma inglés,
tenía amigos y amigas, disfrutaba de los paseos y las tardes en familia pero
faltaba algo, aún no conocía al resto de mi familia: mis abuelos, tíos,
primos... ¿Qué hacen allá? ¿Por qué no vienen a visitarnos? Siempre pensaba en
eso; al parecer ellos no cuentan con esa posibilidad, pero nosotros, mis
hermanos y yo sí, si podíamos ir con ellos, mi mamá también al igual que mi
papá pero ellos no podrían regresar fácilmente, no serían vacaciones si ya no
regresábamos, nos mudaríamos a un nuevo país, México.
Para mis papás era lo mejor, además de que sería algo bueno para
nosotros pero pasaban algo por alto, al regresar a su país necesitarían de
recursos económicos, necesitarían una nueva forma de obtenerlos, y no sería
fácil encontrarla. Debido a esto se tomó una decisión: mi papá no vendría con
nosotros.
Eso me hizo dudar aún más sobre la situación, yo no quería dejar a mi
papá, sabía que lo necesitaría y lo extrañaría, no estaba lista para dejarlo,
pero yo aún era muy chica, así que la decisión la tomaron ellos.
Nuestro viaje comenzó ese lunes al medio día, hicimos el viaje por
carretera por lo cual tardamos tres días en llegar a nuestro destino, debo
reconocer que el transcurso del viaje me pareció algo divertido e interesante,
hicimos varias paradas, pero hubo una en especial.
Ya habíamos cruzado la frontera a México pero aún faltaba camino que
recorrer; nos detuvimos en San Juan del Río, Querétaro.
Ahí, compramos unas
muñecas típicas de la zona, eran las más bonitas que había visto y las adoraba.
Después de Querétaro seguimos nuestro recorrido hasta el estado de
Puebla, hasta llegar a un pueblo llamado Santa María la Alta, el lugar en donde
mis padres crecieron y donde nuevas cosas habrían para mí.
Al fin pude aceptar que no sería
tan malo como parecía, ya que podría aprender nuevas y mejores cosas.
Segunda anécdota: comida…¿ñam o blah?
Lo que contaré a continuación podría resultar algo gracioso o quizás no,
quizás sólo sea así para mí, el fin esto fue lo que paso:
Ocurrió en el año 2010, estudiaba primer grado en la escuela primaria
Ignacio Allende, en Santa María la Alta, Puebla. Aún no lograba adaptarme bien
a mi nuevo entorno, en especial con la comida. La primaria cuenta con desayunos
para los alumnos, y aunque aún no aceptaba su gastronomía del todo entre a
recibir mi comida. Ese día el menú consistía en enchiladas de mole, ¿mole? Ya
había escuchado de él pero nunca probado, su aspecto no me era del todo
agradable pero acepte consumirlo, lo cual se convirtió después en una mala
opción para mí.
Por alguna extraña razón, al empezar con el primer mordisco sentí algo
raro en mi estómago, empezaba a hacer ruidos y revolverse, me dolía!
Aunque quizá para algunos era algo normal debido a que mi organismo no
estaba acostumbrado a algunas especias y condimentos, pero a mí no me agrado y
desde entonces evite consumirlo, tanto en la escuela como fuera de ella.
Cuando estaba en casa no había problema alguno, siempre había algo más
que acompañaba el guisado, pero en la escuela era distinto, ahí solo habían
enchiladas el día que estaban en el menú, sin nada más para comer.
No podía dejar de desayunar ese día, mi abuelita era parte de las
personas que servían, lo cual era un punto negativo para mí, ya que si se daba
cuenta que no entraba le avisaba a mi mamá y me regañaban, pero también el que
ella estuviera ahí era un punto a mi favor, como sabía que yo no comía mole me
preparaba mi comida especial esos días, la cual consistía en tacos de queso.
A las enchiladas se les coloca queso en la parte de arriba; lo que hacía
mi abuelita para mí era tomar de ese queso que utilizaban y colocarlo en una
tortilla fondo así los tacos.
Continúe con ese tipo de comida cada vez que daban mole durante los seis
años de primaria, y para ser sincera apenas empiezo a aceptar finalmente el
mole dentro de mis comidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario